Cuando somos
atacados por un hombre con un bastón, si llevamos otro bastón, esta es una
técnica sencilla de dejarlo fuera de juego.
En la
posición de protección adelantada, pie derecho hacia delante, las rodillas
dobladas y extensión del brazo derecho con el bastón, se invita al oponente a que
realice su ataque a la altura de la cabeza, manteniendo nuestra guardia
bastante más bajo.
Es normal
que el oponente acepte esta invitación, un ataque fácil, e intente un golpe
frontal o descendente a la cabeza. Como con la invitación, estamos preparados
para un ataque de este tipo, una parada debe ser un movimiento fácil y rápido.
Después de
esta defensa, debemos ser prestos en agacharnos, haciendo un barrido a su rodilla
de la pierna adelantada, que será donde tiene todo el peso del cuerpo apoyado
en él, para derribarlo.
Sin embargo,
si el objetivo de tumbar al oponente no se consigue, por ejemplo porque el
golpe ha sido muy flojo o no se ha impactado en la rodilla, podemos aprovechar
la excelente posición que tenemos. Estando agachados, el oponente intentará
aprovecharla para asestar un golpe desde arriba, por lo que retrocederá el
brazo en el que tiene el bastón para usar la inercia para magnificar el daño
del golpe. Ese es el momento para asestar un golpe directo en el estómago con el
pomo de nuestro bastón, con todas nuestras fuerzas. Ahora es casi imposible
fallar y el daño que se puede producir
será suficiente para derribar al oponente y dejarlo en fuera de juego
durante un buen rato.
Es
recomendable que esta técnica, así como las anteriores, ya sea dama o
caballero, por su facilidad, a practicarlas con asiduidad, hasta que salgan
casi de forma intuitiva.
También es
muy conveniente practicar las técnicas que se han descrito aquí y con
anterioridad, de invitar al oponente a que ataque donde realmente nosotros
deseamos que lo haga, ya que será el momento que estaremos dominando plenamente
la situación.
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